El 11 de febrero se celebró como cada año desde 2015 el día de la niña y la mujer en la ciencia que nos hace conscientes que no se puede cuestionar que en al menos los últimos 20 años la participación de las mujeres en la ciencia y tecnología es cada vez más destacada, sin embargo, falta camino por recorrer. De acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en la actualidad “…menos del 30% de los investigadores del mundo en las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (áreas STEM por sus siglas en inglés) son mujeres (UNESCO, 2020)”.
Pero este pequeño artículo no es para desanimarnos sino para dar luz y testimonio de quienes en parte están detrás de cambios firmes que se han hecho: maestros y maestras comprometidos con la educación STEM de las niñas. Al introducirlas a experimentos científicos y enseñarles las competencias digitales básicas en muchas ocasiones son el factor que definen su interés en el futuro. Este tipo de maestros se encuentran en todas partes del mundo. Y para muestra un botón desde México. Quisiera presentarles el caso que conozco de cerca.
A Gustavo Calderón de Anda, Director de Innovación de una escuela únicamente para niñas que va del nivel de kínder a preparatoria, lo conocí hace dos años cuando trabajamos un proyecto de educación digital entre Jalisco y Bohemia Central, República Checa. Su dedicación a la causa de mejorar la educación STEM y las trayectorias profesionales de las niñas lo ha distinguido al grado que en 2020 fue uno de los 50 finalistas del premio Global Teacher Prize (que se podría traducir al español como Premio Global al Maestro) de la fundación Varkey (este premio es considerado como el nobel de los maestros con un premio de un millón de dólares). Cuando inició con las clases de informática en esta escuela en 2017, solo tenía 11 niñas y hoy es el curso más popular a nivel secundaria. En ese mismo año logró no sólo abrir un Maker Space (un espacio de creación o construcción colaborativa) en la escuela, sino que también desarrolló la metodología pedagógica para el uso de dicho espacio para los demás maestros. Es en este espacio que han ocurrido las experiencias más increíbles que he escuchado sobre cómo las niñas desarrollan conocimientos científicos, descubren tecnologías digitales, y crean prototipos para solucionar diferentes problemas.
Tal vez la historia que más me causó emoción fue cuando Gustavo le dio a su clase de niñas de 8 años el reto de crear soluciones para mejorar la postura en las personas y evitar problemas de salud. El hecho que las niñas hayan simpatizado con un problema que tal vez no las afecte directamente fue un elemento esencial. Un equipo de niñas creó un chaleco tipo exoesqueleto y para entender más sobre las funcionalidades mecánicas, Gustavo contactó a un investigador del Instituto de Tecnologías de Massachussets (MIT) que aceptó dar una asesoría en línea para esta clase. Esta experiencia fue excepcional tanto para las niñas como para el profesor del MIT que al parecer se vio sorprendido por el tipo de preguntas técnicas que estas niñas de 8 años le hicieron.
Fuente: Fotos tomadas del Facebook de Gustavo Calderón de Anda
El Global Teacher Prize 2020 lo ganó Ranjitsinh Disale, maestro de un pequeño pueblo de la India y quien ha transformado la vida de muchas niñas a través de la educación. Por su parte, Gustavo ahora trabaja de cerca con la UNESCO, a través de una de sus iniciativas de esta organización, y sigue motivando e inspirando a las niñas de su escuela y de otras partes del mundo a que sigan intereses en ciencia y tecnología, incluso durante este tiempo de pandemia y que lleva más de 9 meses enseñando en línea. Así como Gustavo, hay más ejemplos de maestros que están detrás de esas niñas que deciden seguir una carrera en áreas STEM y que tal vez se nos escapa conocer y reconocer.
Se supone que los maestros son un reflejo de la sociedad futura de los estudiantes y no podría estar más de acuerdo con esta aseveración. Y por lo mismo, no quisiera dejar de mencionar la importancia de tener maestras enseñando materias técnicas. De acuerdo con el italiano Dario Sansone de la revista digital InGenere, se ha demostrado que es menos probable que las niñas crean que los niños son mejores en matemáticas y ciencias cuando sus maestras en dichas materias son mujeres: “Este efecto positivo es coherente con la idea de que las profesoras pueden actuar como inspiración y modelo a seguir (Sansone, 2017)”.
Existen otras barreras para que las mujeres se establezcan como líderes en ciencia y tecnología, de las cuales están las barreras de género, brecha salarial y condiciones de trabajo, estereotipos y prejuicios, cultural, desigualdad de oportunidades entre grupos minoritarios dentro del género femenino – de ascendencia asiática, africana, etc. Sin embargo, tener más maestros y maestras que sirvan de apoyo y modelo a tantas niñas como sea posible en los primeros años de educación es ir en la dirección correcta.
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