Prepara tu mente para una prueba. Verás una foto que puede ser de Jennifer López, la actriz y cantante.
¿Listo? Da clic aquí para hacer el experimento.
¿La viste?
Si dudas de la foto, no eres el único. Si viste a Jennifer Aniston (actriz mejor conocida por su actuación en 'Friends'), tampoco te equivocas. Esta foto se hizo combinando los rostros de Jennifer López y Jennifer Aniston a partir de las siguientes fotos (clic para verlas).
Una prueba parecida se llevó a cabo en 2014.[[1]] Se predispuso a un grupo de personas a ver el rostro de Jennifer López y después se les mostraba la foto ambigua que viste. Esto se hizo mientras se observaba su actividad cerebral. Sorprendentemente, cuando reconocían a Jennifer López (que es quien se les dijo que verían), su cerebro producía una señal. En cambio, su cerebro no emitía ninguna señal cuando reconocían a Jennifer Aniston. ¿Cómo es que la misma prueba (reconocer un rostro) puede a veces producir una señal en el cerebro y a veces no? Y más importante aún, ¿qué tiene esto de interesante?
Los estudios del cerebro de humanos y animales similares nos han enseñado que la forma en la que se ‘conectan’ las neuronas (conocida como 'el conectoma'), es responsable del almacenamiento de memorias y de la respuesta del cerebro a los estímulos de nuestro entorno. Todo lo que es importante aprender y grabar en nuestra memoria, poco a poco es incorporado en nuestro conectoma para tener esta información siempre lista. Así aprendemos. Pero este conectoma no basta para entender la mente humana. Como en la foto ambigua, el cerebro puede dar distintas respuestas al mismo estímulo. Hagamos un experimento mental:
Imagina que vas de camino al trabajo, y que vas con buen tiempo. En el camino, una familia de animales cruza la avenida, deteniendo el tráfico por un par de minutos. Tal vez te parezca curioso, tal vez bonito, y quizá sin mucha importancia. Ahora, imagina que al día siguiente vas tarde, que tienes una reunión muy importante y que la misma familia de animales detiene el tráfico. Tal vez los animales ya no te parezcan tan lindos. Tu distinta respuesta a la misma situación en dos circunstancias distintas significa que, aunque la estructura de tu cerebro es prácticamente la misma del día anterior, tu comportamiento ante el mismo estímulo puede cambiar rápidamente, de un día a otro o incluso de un momento a otro. ¿Qué pasa en nuestra cabeza?
Para responder esta pregunta, un grupo de científicos hizo el siguiente estudio a principios del 2020. [[2]] Se expuso a 16 sujetos a diversos estímulos mientras se observaba la actividad de ciertas zonas del cerebro encargadas de responder a la serotonina. La serotonina es una sustancia que se produce de forma natural en el cerebro y participa en la regulación de nuestro humor, nuestro aprendizaje y memoria, entre otras funciones.
Después de esta prueba, se les administró psilocibina, sustancia producida por hongos que funciona como sustituto de la serotonina, a los mismos 16 sujetos y se observó nuevamente la respuesta del cerebro a los mismos estímulos. La respuesta del cerebro de los sujetos fue distinta. De esta forma, fue posible observar cómo el cerebro da respuestas distintas al mismo estímulo y se comprobó que la respuesta depende de la química de nuestro cerebro, la cual puede cambiar con mayor rapidez que la estructura (conectoma). Es decir, que mientras el cerebro aprende lentamente, almacenando memorias para adaptarse al entorno (creando nuevas redes en nuestro conectoma para almacenar nueva información importante), nuestras respuestas inmediatas y a corto plazo están reguladas por neurotransmisores, como la serotonina, la adrenalina y otros compuestos que el cuerpo produce rápidamente y cuyo efecto es instantáneo. [[3]]
Este estudio es sólo un pequeño paso para entender el complejísimo cerebro humano, pero nos acerca a ver a la mente como una función del cerebro y no como una entidad abstracta e imposible de comprender.
[[1]] R. Quian Quiroga, A. Kraskov, F. Mormann, I. Fried, C. Koch, Single-cell responses to face adaptation in the human medial temporal lobe. Neuron 84, 363–369, (2014).
[[2]] 7 M. L. Kringelbach et al., Dynamic coupling of whole-brain neuronal and neurotransmitter systems. Proc. Natl. Acad. Sci. U.S.A. 117, 9566–9576, (2020).
[[3]] R. Quian Quiroga, Closing the gap between mind and brain with the dynamic connectome, Proc. Natl. Acad. Sci. U.S.A. 117, 9677-9678, (2020).
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