¿Recuerdas alguna de tus heridas de la infancia o a alguien con un hueso roto? ¿Recuerdas cómo sanaron esas heridas? Si la herida fue superficial en la piel, lo más probable es que haya tardado solo unos días en regresar a la normalidad sin dejar rastro o en algunas ocasiones dejando una cicatriz.
Llevó su tiempo, pero fue mágico el que nuestro cuerpo haya reparado esas lesiones. Sin embargo, no podríamos recuperar una pierna o brazo o volver hacer un órgano como lo hacen algunos animales. El pez cebra tiene la capacidad de regenerar su corazón.
Todos los organismos tenemos un nivel de regeneración: proceso natural que repara o remplaza a las células, tejidos, órganos o partes del cuerpo dañados o faltantes, con el objetivo de que animales y plantas funcionen en su totalidad.
En mamíferos complejos, como lo somos los humanos, tenemos un nivel limitado en capacidades de regeneración: podemos formar cicatrices en nuestra piel cuando las heridas son profundas, creamos cicatrices complejas cuando se pierde una extremidad, y somos capaces de reparar huesos rotos.
A diario regeneramos el cabello y nuestras células de la piel. Además, el hígado es el único órgano interno que tiene la capacidad de regenerarse y recuperar su tamaño original después de sufrir algún daño, o después de ser cortado como pasa en donaciones de hígado.
Imagen pez cebra tomada de: Vista al mar, ciencia y tecnología
El estudio del pez cebra es un tema relevante en la investigación científica, pues este pez es capaz de remplazar distintas partes de su cuerpo. Por ejemplo puede sustituir sus aletas dañadas o perdidas, por unas nuevas aletas sanas, puede reparar daños importantes en su cerebro, médula espinal, páncreas, retina. Incluso, el pez cebra es capaz de regenerar por completo la parte del corazón que fue cortada en sólo dos meses y sin dejar cicatrices, ¡eso es asombroso! Si se corta una quinta parte de su corazón, se formará un coagulo que además de detener el sangrado permitirá que las células del corazón empiecen a multiplicarse, regenerando el órgano.
Las pruebas que se han realizado con los corazones de los peces cebra han proporcionado información para identificar las limitantes de los mamíferos para poder regenerar el corazón dañado en edades adultas. Se ha podido medir la capacidad regenerativa en edades tempranas de los mismos y se han establecido los genes que le permiten al pez cebra regenerar el tejido del corazón dañado.
Actualmente, las terapias para tratar la insuficiencia cardiaca buscar aligerar los síntomas o limitar la progresión de la enfermedad. La única opción para que los pacientes con insuficiencia cardiaca terminal se recuperen, es mediante un trasplante de corazón.
Los estudios que se han realizado en los peces cebra están permitiendo que se conozcan las señales que son las que se envían a los corazones dañados y comiencen el proceso de regeneración. Esto permitirá desarrollar nuevos tratamientos que faciliten a las células cardiacas volver a construir tejidos dañados, y que el corazón no tenga cicatrices que le impidan funcionar en su normalidad. En consecuencia los pacientes podrán hacer actividades cotidianas sin que tengan alguna limitante.
Referencias:
● Brezitski, KD, Goff, AW, DeBenedittis, P. y Karra, R. (2021). Una hoja de ruta para la regeneración del corazón a través de mecanismos conservados en peces cebra y mamíferos. Informes actuales de cardiología, 23 (4), 29.
● Cui, B., Zheng, Y., Sun, L., Shi, T., Shi, Z., Wang, L., Huang, G. y Sun, N. (2018). Regeneración del corazón en mamíferos adultos después del daño miocárdico. Acta Cardiologica Sínica, 34 (2), 115–123.
● Curado, S, Stainier D, YR. (2006). El corazón de la regeneración. Cell Press, 127 (3), 462-464.
● Lien, CL, Harrison, MR, Tuan, TL y Starnes, VA. (2012). Reparación y regeneración del corazón: conocimientos recientes de estudios de pez cebra. Reparación y regeneración de heridas: publicación oficial de la Sociedad de curación de heridas y la Sociedad europea de reparación de tejidos, 20 (5), 638–646.
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