Estamos por terminar la estación de invierno en el hemisferio norte, han pasado festividades en las que nos alegra la compañía de nuestros seres queridos y en la que nos proponemos un nuevo comienzo. Sin embargo, estas festividades las atravesamos en medio de temperaturas que nos causan la sensación de frío.
Nuestro cuerpo recibe la información del ambiente desde unas estructuras ubicadas en la piel, llamados termorreceptores. Estos se comunican con el hipotálamo, ubicado en el cerebro y quien se encarga de adelgazar las venas de la periferia del cuerpo, disminuyendo el paso de sangre, y evitando que se “fugue” el calor del torso, en donde se encuentran los órganos vitales.
Si estos cambios no son suficientes para mantener el calor corporal, titiriteamos de frío, por contracciones rítmicas musculares involuntarias. Estas contracciones transforman la energía metabólica y se libera en forma de calor. Estos cambios pueden comenzar inmediatamente o tras varios minutos de exposición al frío. Además de los cambios mencionados, ¿Qué pasa con nuestro corazón en respuesta al frío.
Escena de nieve en Argenteuil de Claude Monet.
Los efectos del frío provocan una mayor demanda de oxígeno por parte del organismo lo que aumenta la frecuencia cardiaca y presión arterial. Así, el corazón aumenta su trabajo regular, y si no se encuentra en condiciones saludables, la carga de trabajo cardíaco es aún mayor. Por esta razón, se ha asociado al invierno con una mayor cantidad de ingresos a hospitales de pacientes con enfermedades cardiacas, infartos agudos al corazón, y muertes por falla cardiaca.
El frío también ayuda a que las funciones de nuestro organismo se adapten. Por ejemplo, pescadores que trabajan muchas horas al día con las manos sumergidas en agua fría, tienen temperaturas más altas en las manos y presiones sanguíneas más bajas. Esto puede significar que su corazón tiene menos carga de trabajo, demostrando la capacidad de nuestro cuerpo para adaptarse al medio en el que se encuentre.
El frío raramente es un factor limitante, pues los humanos siguen saliendo a trabajar y jugar en entornos congelantes. Como dijo el fisiólogo David Bass "el hombre en el frío no es necesariamente un hombre frío".
El frío causa un aumento de la tensión cardiovascular en personas sanas a través de respuestas fisiológicas para mantener el equilibrio térmico. Sin embargo, estos pueden agravarse en personas con enfermedades cardiovasculares y en personas mayores de 60 años que involucran alteración del sistema nervioso, la función cardíaca y circulatoria. Por lo tanto, mantén sano a tu corazón con dieta, ejercicio y un buen dormir, así el podrá trabajar eficazmente durante los inviernos fríos.
Referencias:
Liu, C., Yavar, Z., & Sun, Q. (2015). Cardiovascular response to thermoregulatory challenges. American journal of physiology. Heart and circulatory physiology, 309(11), H1793–H1812.
Ren, J., Wu, N. N., Wang, S., Sowers, J. R., & Zhang, Y. (2021). Obesity cardiomyopathy: evidence, mechanisms, and therapeutic implications. Physiological reviews, 101(4), 1745–1807.
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