La inmortalidad y la juventud eterna son ideas que siempre están acompañadas de la ficción, sin embargo, no es descabellado preguntarnos si estas ideas pueden salir de ella y volverse realidad. Un grupo de investigadores (Colchero et al,2021) decidió comprobarlo y publicó un estudio en julio de 2021 tratando de darle respuesta a esta incógnita, pero:
¿Cómo buscaron la respuesta?
Estos investigadores desarrollaron la hipótesis de “la tasa invariable de envejecimiento”, la cual dice que todas las especies tienen una tasa de envejecimiento particular a su especie y relativa con su etapa de adultez. Probaron esta hipótesis al comparar datos estadísticos de humanos y otros primates. Al analizar las cifras de nacimiento y muerte, encontraron un patrón de mortalidad en todas las series de datos, lo que sugiere que factores biológicos y fisiológicos controlan el tiempo de vida.
En el artículo se menciona que una razón por la cual la expectativa de vida de los humanos haya aumentado tanto (39 a 78 años) es principalmente la reducción en riesgos y causas de mortalidad. En otras palabras, ya no morimos por heridas de batalla, infecciones por falta de higiene o mordeduras de serpientes, pues la medicina moderna nos permite encargarnos de estas afecciones.
En el estudio se reporta que, a pesar de que la longevidad aumenta, esta viene acompañada de un crecimiento exponencial en la tasa de mortalidad de la especie. En otras palabras, que hay un punto máximo en donde podemos llegar a vivir, ya que después de eso todos los organismos vivos estamos destinados a morir (como se muestra en la siguiente gráfica).
Gráfica 1: La tasa de muerte aumenta de manera exponencial al envejecer, a pesar de que aumente la expectativa de vida, esta tiene un punto máximo.
Hoy en día esta noticia no es sorprendente puesto que se sabe un poco más sobre los mecanismos en nuestro cuerpo que nos hacen envejecer y cómo este envejecimiento nos lleva a la muerte. Uno de los más estudiados es el acortamiento de los telómeros (representados en la figura 1), extremos de los cromosomas que protegen nuestras secuencias de ADN. Conforme envejecemos, los telómeros se van acortando, hasta un punto que dejan de proteger al ADN de los cromosomas y provocan inconsistencia en el material genético. Se ha demostrado que esta inconsistencia es la causante del envejecimiento y la aparición de enfermedades relacionadas a la edad, como lad enfermedades cardiacas y neurodegenerativas.
Figura 1. Representación de la estructura de los telómeros. Mercedes Gallardo. Revista Asebir 17 de diciembre de 2012.
Es triste terminar con la ilusión de un futuro mágico en el cual todos podamos vivir eternamente, sin embargo, el aumento en la longevidad tal vez no sea el único modo de vivir por siempre. Gracias a los avances tecnológicos y de la medicina que nos sorprenden día a día, en un futuro podríamos encontrar métodos que ayuden a prolongar nuestra vida.
Ahora yo te pregunto, ¿Que tan beneficioso sería tener juventud eterna?
Puede que el hecho de que nuestro cuerpo esté programado para envejecer y morir sea algo bueno, pero esto último queda a tu consideración.
Referencias:
Colchero, F., Aburto, J.M., Archie, E.A. et al. The long lives of primates and the ‘invariant rate of ageing’ hypothesis. Nat Commun. 12, 3666 (2021). https://doi.org/10.1038/s41467-021-23894-3
Aubert G, Lansdorp PM. Telomeres and aging. Physiol Rev. (2008) Apr;88(2):557-79. doi: 10.1152/physrev.00026.2007. PMID: 18391173.
Medición de la Edad Celular. Neolife. (2021). https://www.neolifesalud.com/envejecimiento-telomeros/.
U.S. Life Expectancy 1950-2021. MacroTrends. (n.d.). https://www.macrotrends.net/countries/USA/united-states/life-expectancy.
Zorrilla García, Adonis E. El envejecimiento y el estrés oxidativo. Revista Cubana de Investigaciones Biomédicas, 21(3), 178-185. (2002). http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0864-03002002000300006&lng=es&tlng=es.
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