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Hablemos de rolas, de liras, de aventuras y papalotes-Entrevista con Omar Rojas – Músico y Composito

Por: Antonio Andrade – Periodista y Escritor mexicano Praga, Junio 2020

Aquella era mi primera celebración de Día de Muertos en Praga, fui invitado para escribir y presentar un poema dentro del marco de las celebraciones de una de las fechas más pintorescas, icónicas y representativas de nuestra cultura, fue ahí que, luego de ser presentado y tomar el escenario, escuché tras el maquillaje mortuorio, la voz y la guitarra de un personaje que, al cabo de unos cuantos acordes, captó por completo la atención de los ahí presentes.

Tras un kilométrico intercambio de mensajes -que por poco y termina succionándome hasta la última neurona- tanto en texto como en voz, finalmente pude conocer la historia y los quehaceres del portavoz de uno de los más hermosos oficios que la humanidad ha inventado, su nombre es Omar y se apellida Rojas pero, desde mi muy particular punto de vista, me gustaría más llamarle Maestro y de verdad que es un gusto presentárselos. Omar nace el 8 de Noviembre de 1982 en Ciudad Madero Tamaulipas pero desde que era muy pequeño su familia decidió mudarse el extinto Distrito Federal ora Ciudad de México.

Su relación con la música se remonta a sus años mozos, cuando era un chamaco…

“Me cuenta mi abuelita que desde pequeño me gustaba mucho bailar y cantar, actualmente no bailo ni en defensa propia, tengo dos pies izquierdos, también cuenta la leyenda que me gustaban mucho aquél viejo grupo infantil español llamado Parchís y el payasito de la tele Cepillín ya sabes, lo clásico de las generaciones de los años 80. Mi acercamiento fundamental a la música sucede en 1993 cuando tenía 11 años, por aquellos ayeres el canal de televisión MTV latino es lanzado y como yo estaba en la antesala de la pubertad, pues comencé a seguir su programación, pasaba horas pegado al canal”

Omar ya era fanático y escucha frecuente de la banda estadounidense Guns and Roses y otras más pero su gusto por la música estalló en 1994 cuando la estación radial Radioactivo 98.5 de FM tuvo a bien transmitir completito el concierto de Woodstock (1969) y entonces sí, nadie, ni sus amiguitos del futbol pudieron conseguir que despegara las orejas de su walkman.

“Otro momento crucial sucede cuando mi papá manda a arreglar su vieja guitarra y ya de paso me compra un teclado electrónico, por aquél entonces mi desempeño en el colegio no era el mejor y por lo mismo, mi padre me condicionó el uso del teclado, sólo me dejaba utilizar la guitarra, yo la veía con cara de fuchi pero pues ni modo, era lo que había”

Sus primeros pasos por las cuerdas y los trastes se sucedieron gracias a la revista musical Guitarra fácil y, al poco tiempo, un amigo suyo con quien acostumbraba volar papalotes, tuvo la ocurrencia de desenfundar una guitarra y ponerse a tocarla, Omar se quedó con el ojo cuadrado al escucharlo, sin saberlo, estaba en presencia del mismísimo Oscar Ross, un blusero de esos que en cuanto empieza a tocar, ya te está estrujando el corazón…

“Él me enseño mis primeras canciones y ya después, mi papá me inscribió en clases de guitarra y tras estudiar en dos academias y tomar varias clases con algunos maestros particulares me decidí a escribir canciones”

Los primeros guitarrazos “Tenía una banda de rock llamada Kuenta regresiva, grabamos varios demos e incluso llegamos a tocar en Rockotitlan y en el Hard Rock café, la verdad no éramos tan buenos pero nos divertíamos mucho, para ese entonces ya tenía yo 16 años”

Como le sucede a la mayoría de los músicos y compositores, cuando llegó el momento de manifestar sus aspiraciones artísticas a sus padres se armó la rebatinga…

“Te vas a morir de hambre decía mi padre, él quería que yo estudiara una licenciatura, una ingeniería o alguna otra carrera, pero bueno, finalmente los convencí y en el año 2000 entré al Centro de Investigación y Estudios de la Música y, gracias a la doctora María Antonieta Lozano quien me otorgó una beca de estudios, conseguí convertirme en compositor. En el 2001 tuve la oportunidad de producir junto con José Miguel Márquez un disco al cantautor Cesar Domínguez y en 2002 fui invitado por Enrique Vázquez González para encargarme de la producción de un demo para una banda de rock que desafortunadamente nunca despegó hacia la fama, alrededor del 2004 junto con los compañeros de mi generación, armamos un equipo de producción con el que organizamos un concierto independiente llamado “9 al cubo”, se llevó a cabo en la capilla del Centro Cultural Helénico, constaba de 9 compositores, 9 obras y 9 instrumentistas, algunas obras fueron escritas para cuarteto de saxofones, cuarteto de cuerdas y quinteto de cuerdas, esa se puede decir que fue mi primera experiencia de corte profesional”

Posteriormente, tras platicarlo con su compañero de estudios Alejandro del Valle, decidió comenzar a componer distintas piezas musicales, mismas que fueron ejecutadas por Alejandro en distintos foros de la Ciudad de México, Estados unidos y Santiago de Chile principalmente, este puede ser considerado como el primer parteaguas importante en su carrera.



El instrumento de sus amores (los de Omar)

Como bien dice el que dice, componer para guitarra es mucho más sencillo que para otros instrumentos, quizás por eso se pueden encontrar más guitarristas en el mundo que dentistas, pero en fin, que para Omar Rojas, la lira es el instrumento de sus amores, precisamente por eso dedicó gran parte de su tiempo y talento, componiendo piezas para Héctor Murrieta y Héctor Guerrero durante la primera década del siglo XXI.

“Cuando aún era becario en el CIEM fui invitado a hacer mi servicio en el Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras (CEMAS) en donde tuve la oportunidad de trabajar y convivir con Rodrigo Sigal de quien aprendí muchísimas cosas relacionadas al negocio de la música, en el 2006 me invita a ayudarlo con la logística de ‘Visiones sonoras’, uno de los festivales de música electroacústica más grande de México, esa fue una experiencia brutal, yo estaba a cargo de los compositores, los recogía en el aeropuerto, realizaba algunas traducciones simultaneas durante los eventos y a lo largo de una semana conocí gente impactantemente pesada en el medio”

Bellas artes

Durante los preparativos de su examen profesional estuvo bajo la tutela de los maestros Alejandro Velasco "Kavindu" y Víctor Rasgado, por aquellos días Omar habrá tenido la friolera de 23 primaveras pero no por eso se achicopaló ante el reto, se decidió por escribir una pieza para un quinteto de cuerdas…

“Me tomó muchísimo tiempo terminarla, finalmente era todo un cambio de estilo en mi composición, la idea original para esta obra era estrenarla en el antiguo Colegio de San Ildefonso pero por angas o por mangas no se pudo concretar el evento, incluso sucedió lo mismo cuando intenté montarla con un cuarteto de cuerdas de La Plata en Argentina, incluso legué a pensar que esa música estaba maldita, pero un día, Víctor Rasgado me sugirió inscribirla en el Foro de Música nueva, uno de los más prestigiosos festivales musicales del país y por fortuna, fue seleccionada y estrenada en la sala Ponce del Palacio de Bellas Artes en la Ciudad de México”

De la CDMX a CZ

El tiempo transcurrido entre su graduación (2006) y el primer día de su estancia en República Checa es muy corto en realidad, a tan sólo un año de haber concluido sus estudios, Omar viaja a Eslovaquia para un concierto y de inmediato, la oportunidad de dar una charla sobre música mexicana en Jamu en Brno se presentó…

“Me gustó tanto la escuela que decidí quedarme, inicialmente tuve que estudiar Checo, nunca imaginé que fuera tan complicado pero, finalmente, lo conseguí y comencé mi maestría en Octubre de 2007, los dos años de la maestría fueron muy productivos, aquí se estrenó mi ópera de La llorona, gracias a una beca que me otorgó el Instituto Tamaulipeco de Cultura pude culminar mis estudios en Jamu”

La beca del ITC le fue otorgada por un proyecto que posteriormente se convirtió en el tema de su tesis de maestría, imagínate, diseñó nada más y nada menos que un sistema de composición basado en la serie numérica de Fibonacchi, mismo sistema que aún utiliza hoy en día para impartir clases.

“A finales de 2009 comienzo mi doctorado en Jamu, mismo que culminó con una investigación de tres años para diseñar un nuevo sistema de composición pero esta vez, basado en el calendario Maya, me doctoré en composición y teoría de la composición y durante el doctorado recibo el premio del séptimo Concurso Internacional de composición musical de la Universidad de Zaragoza en España, lo gané con una obra para orquesta de cámara intitulada Tezcatlipoca, fue una experiencia padrísima”

Tras varios años de arduo trabajo y paciencia en demasía, por fin llegan los tiempos de vacas gordas para el Compositor, como él mismo los describe, el 2016 y 2017 fueron años muy generosos…

“Comienzo a trabajar en varios proyectos para teatro y cine en Nueva York, comienzo a trabajar con el violonchelista y escritor Checo Jan Skirlyk y escribo una pieza basada en uno de sus poemas, la obra se lama Sans briz misma que es mi primer disco oficial como compositor, pieza para guitarra, orquesta de cuerdas y voz declamada, este ha sido uno de mis mayores éxitos, se ha tocado en muchísimos lados, durante el 2018 viajé mucho a México porque obtuve la beca de jóvenes creadores del FONCA, fue un año muy ácido que me golpeó mucho porque me cancelaron muchísimos eventos, creaba mucho pero sonaba poco”

Ya bien instalado en 2019 se le presentó la oportunidad de comenzar una colaboración con la orquesta sinfónica comunitaria de Reynosa Tamaulipas bajo la dirección de Jorge Valdéz, con quienes hace arreglos y les compone algunas piezas, es una colaboración que ha beneficiado mucho a ambas partes y, aunque fue un año de muchos estrenos, no le fue posible asistir a todos.



La amarga y dulce realidad

Quizás como la mayoría de quienes dejamos atrás nuestra patria en pos de un sueño de vida, para Omar Rojas las cosas no han sido sencillas, es más que sabido que conseguir un empleo relacionado a nuestro campo profesional no es cosa de alzar la mano y comenzar a ejercer, se deben sortear infinidad de situaciones y problemáticas para conseguirlo…

“Es muy difícil conseguir trabajo como músico, he tenido varios trabajos temporales pero no se me ha dado una plaza fija, aún así nunca dejo de lado mis expectativas, no dejo de intentarlo y no hay día que no componga o toque, y esto, combinado con un trabajo de oficina regular me ayuda a llevarla chida”

En lo tocante a su relación Amor / Odio con Chequia, Omar me contó que, al igual que muchos, bien puede decir que la ama pero también que la odia, su amor radica en todo aquello cuanto el país le ha brindado y el odio, básicamente por todo aquello de lo que la mayoría nos podemos quejar en algún momento…

“Digo amor porque me lo ha dado prácticamente todo, educación, una nueva sociedad, aquí conocí a mi esposa, aquí tuve a mis dos hijas y en fin, el país entero tiene mucha cultura, y del odio creo que sólo puedo mencionar lo mismo que todos hemos escuchado o vivido, el racismo, la mayoría de la gente es gente amable y de bien, pero ese sector de la sociedad que aún tiene ese tipo de ideas xenófobas lo opaca todo, he vivido un par de episodios bastante desagradables, no ha pasado a mayores, tampoco creas que es del diario, pero de que sucede, sucede. En ocasiones puedo notar que existen muchas limitaciones ligadas al hecho de ser extranjero y eso dificulta poder conseguir las misma oportunidades que una persona local, no sucede en todo el país evidentemente”

Omar también dedica sus momentos de inspiración para pintar al óleo, dibujar en carboncillo y hacer alebríjes, todo, de momento, a un nivel amateur pero es algo que disfruta enormemente y, aunque aún no hay nada concreto, se encuentra desarrollando un nuevo proyecto relacionado al mercado infantil. Tras disculparse entre broma y broma por tantísimos mensajes de voz enviados para concretar esta entrevista y soltar dos que tres juegos de palabras con un servidor, Omar me hizo llegar un distante abrazo que en verdad espero, se llegue a materializar pronto ya que bien valdría la pena sentarnos uno frente al otro, sendos vasos de cerveza cada cual y poner sobre la mesa toda esa mexicanidad que tanto nos llena los pulmones, las tripas y el buche. !Hasta entonces maestro!

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